Mis diez inicios y finales preferidos

Me sabe mal teneros tan abandonados pero estos días no doy para más. Hoy os traigo un Top Ten que tengo medio preparado desde hace ya un tiempo y que tenía mil ganas de comartir. Ya sabéis que forma parte de mi el no llegar casi nunca a nombrar esos diez elementos que dan nombre a la sección, pero bueno. En fin, este Top Ten consiste en nombrar mis diez incios y finales de libro preferidos.

inicios preferidos

Ya ha salido el sol y estoy sentado junto a la ventana empañada por el aliento de toda una vida. [...] 

— El cuaderno de Noah de Nicholas Sparks.

Cuando yo tenía cinoc años me maté [...] me quedé sentado en la cama. El tiempo pasaba y pasaba. Dentro de mí había algo que no andaba bien, lo notaba en el estómago y no sabía que hacer. Así que me tumbé en el suelo. Estiré el índice y me lo llevé a la cabeza. Y doblé el pulgar. Y me maté. [...] 

— Cuando yo tenía cinco años me maté (de Howard Buten).

Marina me dijo una vez que sólo recordamos lo que nunca sucedió. Pasaría una eternidad antes de que comprendiese aquellas palabras. Pero más vale que empiece por el principio, que en este caso es el final. [...] 

— Marina de Carlos Ruiz Zafón.

Odio mi mano izquiera. Odio mirarla. Odio cuando se estremece y tiempo y me recuerda que mi identidad ha desaparecido. Pero la miro de todos modos, porque también me recuerda que voy a encontrar al chico que me lo arrebtó todo. Voy a matar al chico que me mató, y cuando lo haga voy a hacerlo con mi mano izquierda. [...]

— El mar de la tranquilidad de Ketja Millay.

finales preferidos

[...] Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, es suficiente.

— La ciudad de la luna eterna de Esther Sanz.

[...] Y lo que ocurre es que estamos reescribiendo esta canción que cantamos todos juntos. Ya no es una suplica llena de ira y proferida de vacío. Aquí mismo, en este mismo escenario, delante de mil personas, se está convirtiendo en otra cosa. Ahora es nuestra promesa.

— Lo que fue de ella de Gayle Forman.

[...] Puede que fuera una imagen residual, dedicí, o un fantasma que se había colado en mis pensamientos por un instante.

— El océano al final del camino de Neil Gaiman.

[...] Eran mujeres de agua que necesitaban un paraguas rojo para protegerse, pero no desaparecer bajo la lluvia al darle la mano a la soledad.

— En un rincón del alma de Anontia J. Corrales.